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María Luz

Asesinada en Abadiño
el 10 de diciembre de 2014

Texto: PorTodas
Fotografías: Álvaro Minguito

Esta historia fue publicada en octubre de 2024.

La historia de Mari Luz no es la historia de Mari Luz. O, al menos, no es solo una historia. La historia de Mari Luz es la historia de Mari Luz y la historia de Amelia. Son dos historias. Es la historia de una hija y la historia de una madre, ambas asesinadas el mismo día y de la misma manera por un mismo hombre: el marido de la primera, el yerno de la segunda. Cuando se produjo el doble crimen, el 10 de diciembre de 2014, Mari Luz fue contabilizada por las estadísticas oficiales como víctima mortal de la violencia machista. Pero Amelia, su madre, no. Hoy, diez años después y con las modificaciones incorporadas a la legislación en el año 2021, que amplió el concepto de violencia machista más allá de la pareja o expareja, Amelia sí hubiera formado parte de esa lista –con todo lo que ello supone– desde el primer momento. 

En otro caso caso más, de los 55 analizados en PorTodas, se ha producido la misma situación: María José y su madre, Adela, fueron asesinadas el 13 de enero de 2014 en el municipio gallego de Cervo por el marido de la primera y yerno de la segunda. De haber comenzado hoy, este proyecto habría contabilizado, por tanto, 57 mujeres asesinadas, 57 historias, independientemente del parentesco de la víctima y el agresor. 

Es uno de los cambios más significativos una década después en torno al caso de Mari Luz y su madre, Amelia. Los detalles, sin embargo, aunque varían de uno a otro, se mantienen en esencia como en todos los demás. 

Desvío hacía Durango en la carretera que sale de Abadiño.

Estamos hablando de un hombre de 55 años que, sobre las 6.30 de la mañana, con ánimo de acabar con la vida de su esposa, y cuando ambos se encontraban en el dormitorio común, la golpeó en varias ocasiones con un objeto contundente aprovechando que ella estaba acostada. Una vez aturdida, y sin posibilidad alguna de defenderse, la asfixió con la ropa de la cama. Estos son los hechos probados de la sentencia con respecto a Mari Luz. 

“Acto seguido, se dirigió a la habitación de la madre, que vivía con ellos desde meses atrás y contaba con 88 años de edad. Amelia pesaba 49 kilos y, aprovechando que estaba acostada, la golpeó en una ocasión con un objeto contundente y romo en la cabeza para, a continuación, ocluirle las vías respiratorias con la ropa de cama, la que le ocasionó la muerte por asfixia”, dicen los hechos probados con respecto a Amelia. Por la edad y las características físicas de su suegra, concluye el relato judicial, y por la forma en que ocurrieron los hechos, Amelia, como Mari Luz, tampoco tuvo ninguna posibilidad de defenderse. 

Tras el doble crimen, el agresor se dirigió a la carpintería de la que era socio, en la localidad de Atxondo, y simuló haber sido víctima de un ataque. Prendió fuego al local –que se propagó a otras empresas aledañas– y esperó hasta que vinieron a rescatarlo. Por todo ello, la Audiencia Provincial de Vizcaya lo condenó como autor de dos delitos de asesinato con alevosía, con la agravante de parentesco, a la pena de 19 años de prisión por uno y de 20 años de prisión por otro. Y a un año más de cárcel por el delito de daños causados por incendio. En total, 40 años.

Pintada en Atxondo, pueblo vecino de Abadiño donde el asesino tenía un negocio de carpintería.

Mari Luz y B. llevaban 28 años casados, y la sentencia incluye como hecho probado que no existía conflictividad en la pareja, uno de los mitos en torno a la violencia machista que, según abogadas especializadas en violencia de género, más se sigue repitiendo. “Se tiene por probado que no existía conflicto convivencial entre ambos, tal como manifestó el hijo común o la hermana de la víctima o la testigo vecina, que declaró que nunca antes del día de autos había escuchado discusiones entre ellos. Esta ausencia de conflicto también fue relatada por el declarado culpable a la Unidad de Valoración Integral”, recoge el fallo. 

También a los compañeros y compañeras de Mari Luz, que acababa de prejubilarse tras más de 40 años en una empresa de la industria del automóvil, les sorprendió el caso. Hoy, diez años después, aún sobrecoge volver a visionar en un vídeo sus rostros, en silencio, en una concentración de repulsa al doble asesinato. En los primeros momentos, incluso, al haber encontrado al agresor en su local incendiado, se llegó a dudar desde la Administración de que se tratara realmente de un caso de violencia de género.

Según las declaraciones en el juicio recogidas en la sentencia, el agresor quería que Mari Luz firmarse un préstamo. No obstante, la sentencia es clara en ese sentido: “No ha quedado acreditado que B. ejecutara los hechos descritos presa de la ofuscación producida por no haber procedido Mari Luz a firmar unos documentos bancarios que le hubiesen proporcionado liquidez”. Según los forenses, el agresor no actuó con impulsividad por el rechazo a sus pretensiones: “Al contrario. Se infiere la existencia de racionalidad fría y elaborada incompatible con la existencia de ese estado pasional que se aduce”, constata el tribunal. 

El hijo en común, entonces de 24 años, puso el énfasis en la relación extramatrimonial que mantenía su padre desde hacía varios años –y que asegura que Mari Luz no conocía– con una mujer que, según aseguró ella misma en el plenario, había tenido un bebé una semana antes del doble crimen, recogen los medios entonces. 

Los cuerpos de las víctimas fueron localizados por una hermana de Mari Luz e hija también Amelia, que tenía siete hijos en total. La sentencia recoge 20.000 en indemnizaciones para cada uno ellos, y 120.000 euros para el hijo de Mari Luz y nieto de Amelia. Tras el doble funeral, Amelia, que había enviudado hacía poco tiempo, fue enterrada en Vertavillo, un pueblo de apenas 200 habitantes de Palencia. 

Aumento de la violencia sexual

Ambas fueron las dos últimas víctimas mortales en Euskadi aquel año, que sumó, con Amelia, cuatro en total. En Abadiño, donde vivía la familia y sucedieron los hechos, también se ha avanzado, como ha ocurrido en los últimos años en España con el impulso del MeToo, en la visibilización de otras violencias machistas. 

Según el II Protocolo de actuación y coordinación frente a la violencia contra las mujeres en Durangaldea, los datos revelan un aumento progresivo de la violencia sexual. La gran mayoría de mujeres atendidas, de hecho, se concentra en este tipo de violencia. Por municipios, Elorrio muestra el mayor crecimiento de casos en 2023: de 7 casos en 2016 a 27 en el último año, la mayor cifra hasta el momento en el municipio. “Por lo general, la reflexión de las mesas locales es que la violencia en el municipio no ha aumentado sino que se detecta más y, sobre todo, se detectan diferentes formas de violencia”, afirma el documento. En Abadiño se ha pasado de 10 en 2016 a 7 en 2023 con un pico de 18 en 2022. Las cifras muestran también un incremento de las mujeres atendidas entre la franja de 31 a 50 años y, sobre todo, el aumento de casos entre las menores de 16.

Detalle de una de las ventanas del Ayuntamiento.

El último 25-N, por ejemplo, el Ayuntamiento de Abadiño puso la atención en la violencia sexual dirigida a mujeres menores de edad como una de las formas violencia que resulta más invisibilizada y normalizada. “Según diferentes informes, hasta un 40% de las víctimas de delitos sexuales son personas menores de edad, mayoritariamente niñas y adolescentes. De la misma forma, se constata que hay un aumento en los delitos cometidos por hombres jóvenes menores de edad”, decía el manifiesto municipal.

Meses antes, en mayo de 2023, se habían producido agresiones en las fiestas de Traña-Matiena y Zelaieta. “Todas estas agresiones no son casos aislados, no son una consecuencia de la sensación de impunidad o desfase asociado a las fiestas. Estas agresiones se producen porque la desigualdad entre mujeres y hombres está totalmente arraigada en nuestra sociedad, subordinando a las mujeres y sus cuerpos a los demás. En nuestro día a día tenemos actitudes y situaciones que alimentan e incitan a la violencia contra las mujeres y que pasan desapercibidas. El acoso, las agresiones sexuales y la agresividad contra las mujeres en el ambiente festivo son un reflejo de este problema que tan enraizado está en nuestra sociedad y en nuestra vida cotidiana”, manifestó el Ayuntamiento en un comunicado de denuncia.

Para hacer frente a esta realidad, la Administración local se comprometió a, entre otras cuestiones, trabajar el empoderamiento, la autodefensa y la sororidad entre mujeres jóvenes; trabajar con los hombres menores de edad acciones concretas para la prevención de la violencia machista: “el cuestionamiento de la masculinidad hegemónica, la detección de manifestaciones violentas en sus comportamientos y su grupo de pares y el posicionamiento individual y colectivo frente a las diferentes manifestaciones de violencia machista”; y elaborar estrategias de prevención y respuesta a la violencia machista en el ámbito digital.

El Ayuntamiento, además, pide a toda la ciudadanía “no ser cómplice” de ningún tipo de agresión machista: “Todos y todas nos debemos posicionar activamente ante cualquier manifestación de violencia contra las mujeres. Tenemos que denunciar, no aceptar, no quedarnos callados y expresar nuestro apoyo a quienes han sufrido la violencia, en definitiva, asumir nuestra responsabilidad individual y colectiva ante las agresiones machistas”.

En 2020, el Ayuntamiento también mostró su “más absoluto rechazo y condena” a la petición de indulto por parte de un vecino condenado en 2019 a 13 años y medio de prisión por ejercer violencia sexual continuada a lo largo de cinco años contra tres vecinas del pueblo, dos de ellas menores de edad en aquellos momentos. “La lucha contra esta violencia pasa, no sólo por el rechazo unánime de la sociedad y la atención rápida y especializada, sino también por la garantía de reparación”, señaló el consistorio.

Pintada en una de las plazas de Abadiño.

El Departamento de Igualdad de Abadiño, según explica, lleva años impulsando cursos y espacios para el empoderamiento de las mujeres de la localidad, como el Consejo de Igualdad y la Escuela de Empoderamiento. A la vez, están aumentando los grupos de mujeres y/o grupos feministas activos en el municipio. “Hemos hecho un camino, pero no vamos a dejar atrás el reto de impulsar el empoderamiento de las mujeres de la localidad”. El objetivo del departamento es seguir impulsando estos procesos en los próximos años a través de diferentes acciones: “Los cursos de la Escuela de Empoderamiento, el fortalecimiento de las redes de mujeres del municipio, el inicio del proceso de creación de la Casa de las Mujeres de Abadiño, la visibilización del trabajo que realizan las mujeres creadoras o el fomento de una fiesta intercultural junto con el grupo de mujeres migradas Amalurra y otros colectivos de mujeres migradas del municipio”, recogen en la página web del Ayuntamiento.

En 2023 fueron atendidas 84 mujeres por violencia machista en la comarca de Durangaldea, tres mujeres más que las registradas en 2022 (81 mujeres). Algo más de la mitad de los casos (43) se registraron en el municipio de Durango, el 32,1% en Elorrio y el 8,3% en Abadiño y Berriz.

Violencias previas

No solamente no constaban denuncias previas contra el asesino, sino que nadie aportó datos durante el juicio que indicasen maltrato hacia la mujer. Al contrario. Todas los testimonios aseguraron y, así lo recogen los hechos probados de la sentencia, que no había “conflictividad reseñable” en la pareja, casada desde hacía 28 años y con un hijo en común de 24 en el momento de los hechos. Nada se habla, por tanto, de la relación con su suegra. 

El Ayuntamiento del pueblo

El asesino

“En el caso de autos es palmario que existió una reacción desproporcionada entre el estímulo desencadenante (negativa de Mari Luz a la firma de cierta documentación que hubiera aliviado la situación económica de la empresa de su marido) y la supuesta alteración de la conciencia sufrida por el autor”, alega la sentencia para denegar atenuantes a la condena. “Y decimos supuesta alteración de la conciencia y voluntad –prosigue el tribunal– porque se actuó con racionalidad fría y elaborada”. 

Y confirma: “No ha quedado acreditado que la personalidad con rasgos psicopáticos que presenta, modifique su capacidad de querer y entender el alcance de sus actos”. 

Según su hijo y como confirmó él mismo, el hombre mantenía una relación con otra mujer, quien declaró que había tenido un hijo una semana antes del doble crimen. 

La sentencia

La Audiencia Provincial de Vizcaya condenó en 2016 a B. como autor de dos delitos de asesinato con alevosía, con la agravante de parentesco, a la pena de 19 años de prisión por el crimen de Mari Luz y de 20 años de prisión por el crimen de Amelia. Para el tribunal, en el caso de su suegra, el agresor era merecedor de un “mayor reproche”, hasta la pena máxima: “No solo existió el dolo directo de primer grado antes aludido; no solo se atacó a la víctima cuando estaba acostada en su cama y en su domicilio desde el mes de agosto anterior (nos hallamos en este caso en el ámbito de la violencia doméstica) trayendo aquí a colación lo dicho más arriba sobre la comisión de este tipo de delitos en el domicilio de la víctima. Es que además, en este caso, el autor atacó a una persona desvalida –véase su edad, 88 años, su peso, 49 kilos, y hasta su talla, de poco más de metro y medio– a la que además había aturdido mediante un fuerte golpe en la cabeza que le produjo lesión cerebral, de forma que aquella no tuviera la más mínima posibilidad de enfrentarse a él”.

El tribunal tampoco considera que tenga derecho a ningún tipo de atenuante, tampoco por la confesión de los hechos, que no ayudó a la investigación. 

B. también fue condenado a un año más de cárcel por el delito de daños causados por incendio. “En este caso, el declarado culpable prendió fuego a la carpintería con el fin de hacer ver que había sido víctima de un delito (asalto por parte de dos individuos que le estaban esperando) en aras a encubrir los dos delitos de asesinato que acababa de ejecutar. Esto es, quizá su pretensión directa no era la de ocasionar daños (y mucho menos a las empresas colindantes) pero era obvio que la propagación del incendio provocado y sus consecuencias dañosas eran un resultado absolutamente previsible, que el autor asumió con su acción, motivo por el que el delito estudiado le debe ser imputado y a título de dolo”, dice la sentencia.

En concepto de responsabilidad civil, fue condenado a pagar indemnizaciones a los familiares: 20.000 para cada uno de los seis hijos e hijas de Amelia y hermanos y hermanas de Mari Luz, y 120.000 euros para el hijo de Mari Luz y nieto de Amelia. También fue condenado a una abonar una indemnización de 144.000 euros, 27.000 euros y 24.000 euros a las tres empresas afectadas por el incendio.

Además, B. no podrá beneficiarse del tercer grado penitenciario hasta que haya cumplido la mitad del cómputo total de la sentencia, esto es, 20 años.

La Administración

Mari Luz y Amelia son las dos únicas víctimas mortales en Abadiño desde que hay registros. El Ayuntamiento cuenta con un plan de igualdad y diferentes herramientas para combatir las violencias machistas, incluidas las agresiones sexuales, con episodios en las fiestas de la localidad. 

En 2015, apenas unos meses después del doble asesinato, el pleno de Abadiño aprobó por unanimidad la ordenanza para la igualdad de hombres y mujeres, entonces pionera en un consistorio de Vizcaya, con medidas para acabar con la discriminación. Dentro del Consistorio, por ejemplo, debe haber una presencia equilibrada de hombres y mujeres. Además, el personal técnico deberá participar en planes de formación en horario laboral contra la discriminación, y las contrataciones públicas incluyen cláusulas para garantizar la igualdad. La ordenanza también recoge la eliminación de los “puntos inseguros” en las calles, con actuaciones para mejorar la seguridad en la vía pública. En la concesión de subvenciones, también se estableció la incorporación de la perspectiva de género.

Abadiño, junto con Berriz, Durango y Elorrio, es uno de los firmantes del II Protocolo de actuación y coordinación frente a la violencia contra las mujeres en Durangaldea. Según el documento de 2023, se habían evidenciado obstáculos y resistencias en las detecciones y recopilación de datos. Este año, se ha emprendido un esfuerzo colaborativo con cada participante para superar estas barreras. Durante este periodo, se centraron los esfuerzos en visibilizar formas de violencia más allá de la pareja o expareja, incorporándolas de manera adecuada en nuestra herramienta Excel y destacando diversas vías de acceso a nuestros recursos, más allá del ámbito policial”, explica la memoria. 

De la misma manera, sostiene que han avanzado en la incorporación de los cambios más relevantes de la Ley de Igualdad, que sigue reconociendo la violencia contra las mujeres dentro del problema sistémico y universal de la desigualdad de mujeres y hombres”. Además, amplía el término y, tanto desde un punto de vista conceptual como de adaptación de recursos, adopta el término violencia machista contra las mujeres”. 

Entre las modificaciones más destacadas se encuentra la adaptación al cambio legislativo, y se aborda no solo la violencia de pareja o expareja, intrafamiliar y la violencia sexual, sino todas las formas de violencia machista contra las mujeres, dice el texto. Además, se reconoce el derecho a recibir atención a las víctimas por parte de sus hijos e hijas y otras personas de su entorno. 

“Pese a cambios de agentes dentro de la mesa técnica como jubilaciones, cambios de personal, sustituciones y bajas, este año se logró establecer de manera sólida la presencia de las y los nuevos agentes en dicha mesa. Con el propósito de fortalecer la coordinación interinstitucional, se realizaron reuniones y se mantuvo el contacto por correo electrónico con las nuevas personas de las mesas, focalizando especialmente en el cambio de personas de referencia de servicios sociales (referentes de violencia y atención sociojurídica) y las técnicas de igualdad en Abadiño, Durango y Berriz. Se trabajó en mantener al personal informado sobre el progreso de las acciones, transmitiendo el sentido del protocolo y sus objetivos”, añade.

En 2023 fueron atendidas 84 mujeres por violencia machista en la zona, tres mujeres más que las registradas en 2022 (81 mujeres). Algo más de la mitad de los casos (43) se registraron en el municipio de Durango, el 32,1% en Elorrio y el 8,3% en Abadiño y Berriz. En sintonía con los cambios normativos producidos en los últimos años, es importante que se trabaje la recogida de datos de las y los hijos que viven en hogares en los que se produce violencia contra una mujer. El sistema de registro de datos actual no permite por el momento obtener una cifra nítida sobre el número de hijas e hijos afectados por exposición a esta violencia, si bien desde 2022 se ha puesto en marcha acciones para subsanarlo y se ha comenzado a contar el número de menores”, analiza la memoria. Así, en 2023, 39 menores y 4 personas a cargo de estas mujeres estarían viviendo en hogares en los que la mujer estaría sufriendo violencia machista. Por lo tanto, en 2023, 127 mujeres, hijas e hijos y otras personas a cargo han sido atendidas por violencia machista en estos municipios.

Entre las dificultades detectadas, el protocolo señala los numerosos cambios en el personal que conforma la Mesa Técnica y entre el personal técnico de igualdad; las cargas de trabajo; las dificultades de algunos recursos para proporcionar datos de mujeres atendidas de calidad; la adaptación de las herramientas que permitan contar con la información de los casos atendidos.; la incertidumbre en torno a los recursos futuros para abordar todo tipo de violencia machista contra las mujeres. Y, entre los retos: reforzar el vínculo con el movimiento feminista, profundizar en cómo se concretan las acciones de reparación en la práctica; realizar el mapa de agentes con los futuros recursos; continuar trabajando en la detección; adaptar el protocolo al nuevo marco normativo; conseguir que la implicación de los agentes no se diluya con el paso del tiempo y con los cambios de personas; y procurar que desde el Servicio Vasco de Salud se cuente con cada vez mejores datos de mujeres atendidas.

Detalle de la entrada al edificio del Ayuntamiento.

El tratamiento mediático

Lo más destacable como mala praxis en este caso es la recogida de testimonios que descartan situaciones de maltrato con anterioridad. Es el “parecía una persona normal” o “se llevaban bien”. No obstante, la sentencia también recoge como hecho probado que no existía conflictividad en la pareja.