Desde un principio, tuvimos claro que tan importante como los reportajes resultantes de este proyecto iban a ser los aprendizajes, debates y dudas que surgieran del proceso. Así ocurrió desde las primeras reuniones en las que aún estábamos diseñando #PorTodas. A pesar de contar con un equipo que lleva años profundizando en el tratamiento de la información sobre la violencia machista, sentimos que había que sentarse y repensar conceptos y protocolos. Decidimos que teníamos que anotar las controversias y las propuestas sobre los enfoques, la forma de trabajar en el terreno y con las personas allegadas al caso, lo que creíamos que debíamos contar, lo que sin lugar a dudas íbamos a omitir y qué aspectos nos hacían dudar.

De todas aquellas largas conversaciones, que seguimos manteniendo, fueron surgiendo reflexiones que claramente no eran individuales, porque quienes las verbalizaba se sorprendía igualmente de no habérselo planteado anteriormente: eran la suma de ideas que íbamos hilando en cada encuentro con la aspiración, más que de llegar a nuevas conclusiones, de desbrozar nuevos caminos.

Fue así como llegamos al siguiente código:

  1. Proteger la intimidad e identidad de los niños, niñas y adolescentes que se quedaron huérfanos es nuestro primer compromiso. Incluido el derecho al olvido, como reconoce la Justicia Europea.
  2. Si hay duda sobre si dar un determinado dato puede considerarse sensacionalista o morboso, siempre nos decantaremos por omitirlo.
  3. El objetivo no es reconstruir las vidas personales de las víctimas, sino documentar y analizar si su muerte se podría haber evitado y qué medidas se adoptaron después para mejorar la protección de las mujeres que sufren violencias machistas. Sus historias son la base de la investigación periodística, no las conclusiones.
  4. Contamos cada una de las historias porque no son “una muerte más” ni un “caso más”. Estos asesinatos son la punta de iceberg de las violencias en las que se sustenta el patriarcado. Narrar de manera individualizada sus historias es nuestro deber porque sus feminicidios, basados en una concepción supremacista del hombre con respecto a la mujer, son atentados contra la humanidad y nuestro deber es recuperarlas como parte del rol de los medios de comunicación en los procesos de verdad, justicia y reparación.
  5. Consideramos que los feminicidios deben formar parte de nuestra memoria histórica como sociedades democráticas que no pueden normalizar que la mitad de su población corra el riesgo de ser asesinada, violada, discriminada o ninguneada por el hecho de ser mujer.
  6. El objetivo final de esta investigación es exigir responsabilidades a todas las Administraciones encargadas de combatir las violencias machistas, y por ende, su origen y causa: el sistema patriarcal.
  7. Estamos convencidas de que aún nos queda muchísimo que entender del fenómeno de la violencia machista intrafamiliar, pero sabemos que hay profesionales de muchas ramas del saber que publican a diario investigaciones reveladoras. Por eso, #PorTodas tiene en la consulta a fuentes expertas uno de sus pilares.
  8. Pese a que la violencia machista en el ámbito de la pareja es uno de los temas que más atención mediática reciben, la agenda de fuentes expertas sigue siendo muy limitada e integrada mayoritariamente por hombres. Con este proyecto, también estamos creando una base de fuentes expertas con el fin de que sea consultada por quien lo desee, y contribuir así a mejorar la cobertura de esta problemática.
  9. Algunos de los datos recogidos durante el proceso de documentación que resultan especialmente sensibles -sobre todo los que se refieren a menores- se incluirán en reportajes finales separados de los casos a los que corresponden para evitar que puedan ser identificados.
  10. Los reportajes publicados no son investigaciones cerradas: siempre podrán incluirse nuevos hallazgos, datos o conclusiones. Cuando lo hagamos, lo especificaremos al pie el texto.

Los siguientes puntos de esta guía los iremos desarrollando a medida que vayamos avanzando en el proyecto. Porque tenemos clara que esta es una metodología en construcción.

Este debate no se circunscribe al ámbito escrito, sino que resultaba más complejo si cabe para las y los fotoperiodistas y videoperiodistas, cuyo trabajo tiene un peso fundamental. ¿Cómo documentar la ausencia? ¿Cómo fotografiar y grabar los escenarios sin violar el derecho a la intimidad de las familias, del vecindario, de la propia víctima, aunque esté muerta? ¿Cómo contribuir desde la imagen a la resignificación de los espacios? ¿Cómo narrar que ninguna casa, ninguna calle, ningún barrio vuelve a ser el mismo cuando ha sido testigo de un asesinato? ¿Cómo narrar que, pese a todo, la vida sigue?

Álvaro Minguito, coordinador gráfico de #PorTodas junto a Elvira Megías, lo explica así:

“Desde un principio tuvimos tan clara la importancia de las imágenes para un proyecto como #PorTodas, como que debíamos abordarlo desde un enfoque distinto al habitual en nuestro trabajo como fotoperiodistas.

Para empezar, partimos de un desarrollo colectivo, con un equipo de fotógrafas y videoperiodistas que trabajamos a partir de unas ideas que hemos discutido en común y en el que cada historia se entrelaza con las demás, generando un cuerpo general.

¿Cómo representar un asesinato machista años después de que haya ocurrido? ¿Cómo recoger las consecuencias en el entorno cercano?

Sabemos de la dificultad de retratar la ausencia, pero nos planteamos que ese ha de ser uno de los pilares sobre los que descanse toda la narración visual que acompañe a los textos.

Otro es la violencia, sin excusas, machista contra las mujeres. Buscar la vía para plasmarla, aunque sea algo que ocurrió en el pasado. Además, no nos interesa mostrar imágenes morbosas o sensacionalistas.

Sin menospreciar el trabajo de otros fotógrafos y fotógrafas, queremos tomar un camino distinto, paralelo, que cuente la historia a partir de reflejos de lo que fue, sin que por ello el resultado visual pierda fuerza.

Otra de nuestras prioridades es el respeto a la persona y a su intimidad. En ningún caso queremos enfocar el caso de una mujer en concreto, ya que se trata de una composición colectiva. También por respeto a su memoria y la de sus familiares y amistades.

Por último, el entorno. Qué queda en la sociedad, en el barrio, en las calles, en las leyes, después del asesinato. Y es en este punto donde queremos buscar el retrato común de las protagonistas que acompañan el proceso de investigación de cada una de las historias.

En la práctica esto se traduce en muchas horas de espera, en viajes a distintos lugares, en contactar con familiares o amigas que en muchas ocasiones no querrán aparecer, en buscar los detalles de una vida que ya no es, de una sociedad que en muchos casos prefiere mirar hacia otro lado.

Porque al final de eso trata la fotografía, de preservar una sensación, en una calle luminosa de un pueblo andaluz o una triste sala de espera de un juzgado en una ciudad. De representar para otros lo que ocurrió para que no se olvide, a modo de denuncia o de documento. Por todas”.

La infografía, como en todos los proyectos de La Marea, tendrá un peso importante: iremos publicando gráficos con la evolución hasta la actualidad de los presupuestos destinados a combatir la violencia de género en las poblaciones en las que hubo asesinatos en 2014. Porque, insistimos, las historias que vamos publicando son la base de nuestra investigación, no el fin. Las conclusiones serán el resultado de las 55 historias, de los reportajes y entrevistas de Contextos, de los informes e investigaciones que vayamos estudiando y publicando en nuestra sección Documentación… Entonces, habremos cumplido con los objetivos de #PorTodas.