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Ena

Asesinada en Cubillos del Sil
el 24 de junio de 2014

Texto: Olivia Carballar y Pablo Batalla

Fotografías: Álvaro Minguito

Esta historia fue publicada en octubre de 2021.

Por un instante, el tiempo vuelve atrás. O parece volver atrás. Cuando dos personas hoy muertas estaban vivas, cuando el hombre aún no había matado a la mujer. 

Un coche aparca en la puerta de la casa, grande, majestuosa, algo deteriorada. En realidad, son dos casas separadas –o unidas– por una escalera. Del coche se baja una chica con atuendo amarillo. Es la cartera, que no llama ni una sola vez a ninguna de las dos puertas, que introduce un sobre en un buzón blanco; que regresa al vehículo y se va. 

La escena se va con ella, rápida. Y el tiempo corre hasta hoy, cuando sabemos que Estanislao, frente a aquellas dos casas juntas pero separadas, como una metáfora de la situación de la pareja, mató a Ena de un golpe en la cabeza, llamó a la Guardia Civil y luego se ahorcó. Eso es lo que ocurrió el 24 de junio de 2014, en el Bierzo, en Cubillos del Sil, un municipio leonés de unos 1.800 habitantes.

“Este no es un caso más de violencia de género”, continúan explicando en el pueblo siete años después. Lo dicen en un bar, donde nadie levanta la cabeza ni parece poner el oído cuando desde una pantalla gigante, en uno de los programas estrella de la mañana, una tertuliana también dice que una veintena de mujeres han sido asesinadas en lo que va de año.

Nadie parece escucharlo mientras toma su café o echa un vistazo a la prensa local, que sobrevive en las mesas a pesar del coronavirus y las crisis. Es julio. Cada uno está a lo suyo, como sucede en casi todos los lugares. Y la frase de aquella tertuliana se pierde en el ajetreo del desayuno con la misma facilidad que se desvanece en el plató de televisión, donde debaten sobre otro crimen cometido días atrás, el de Samuel Luiz, en A Coruña.

Al suicidarse el hombre, no pudo celebrarse un juicio y no hay, por tanto, una sentencia que aclare qué ocurrió exactamente ese día, y tal vez otros días, como a veces sucede cuando se produce la vista, donde se descubren cosas que antes nadie había presenciado, oído o escuchado. Lo que se sabe con certeza de este caso, según la investigación judicial a la que ha tenido acceso PorTodas, es que Estanislao tenía una condena de cuatro meses de cárcel y una orden de alejamiento de 15 metros de Ena por agresión un año antes. Y que a Ena, demandada por Estanislao, se le impuso una orden de alejamiento de la misma distancia hacia él para «garantizar el derecho a la libertad de deambulación, sosiego y paz social de Estanislao». Ambos habían presentado una demanda de divorcio.

Una mujer tira la basura en un contenedor.

En el pueblo también dicen que Estanislao era una buena persona, que trabajaba mucho, y que ella tenía un temperamento muy fuerte, que era “especial”. Pero lo dicen también fuentes del Ayuntamiento, gobernado por el PSOE. “Aquí, en el pueblo, ha habido y hay casos de violencia machista, pero este, sin justificar para nada el crimen, porque eso no es justificable, no entra en esa categoría. Ella fue una víctima de él aquel día, está claro; pero él fue una víctima de ella toda su vida. Él se tenía que haber ido”, afirman dentro del consistorio, sin querer ser identificados, conscientes de que viven en un pueblo pequeño donde todo el mundo se conoce, de que sus palabras pueden que no sean entendidas, ni allí ni fuera de allí, ni siquiera por los periodistas que están sentados enfrente de ellos.

Las mismas fuentes cuentan que el minuto de silencio se convocó por los dos, no solo por ella. El pueblo estaba conmocionado. “Cuando una persona muere de accidente de coche o muere de enfermedad… pero así una persona sin más ni más… que se lo hubiese hecho él; pensaba matar a la mujer, mátate tu y déjala a ella, es lo que tenía que haber hecho si es un caballero, porque ahora lo malo no son ellos, son esos dos hijos que vienen con niños pequeños”, narraba, a un medio local, una vecina. Las crónicas de aquellos días recogen también declaraciones del entonces alcalde, José Luis Ramón, que lamentaba que el caso hubiera supuesto la incorporación del municipio a la “desgraciada estadística de la violencia de género”.

El Ayuntamiento de Cubillos del Sil.

Denuncias desde 2013

Las denuncias se remontan a 2013. Estanislao fue detenido por violencia de género el 17 de abril de ese año y salió en libertad provisional al día siguiente con la prohibición de acercarse a Ena en un radio inferior a 15 metros. La sentencia ratificó la orden de alejamiento por un año y cuatro meses, cuatro meses de prisión, la inhabilitación para el sufragio pasivo durante el tiempo de la condena y la privación del derecho a la tenencia y porte de armas durante ocho meses y un día: “Los hechos declarados probados integran un delito de lesiones en el ámbito familiar previsto y penado en el artículo 153.1 y 3 del Código Penal”. El Ministerio Fiscal solicitaba 200 metros de alejamiento, seis meses de prisión y 90 euros de indemnización.

Según su relato, Ena se levantó a las siete y se puso a planchar en una habitación. Al rato, su marido se levantó de la cama y le pidió que le hiciese el desayuno, a lo que ella respondió que se lo hiciese él; que ella estaba cansada y ocupada. Empezó entonces a insultarle y pegarle y ella se defendió con la plancha. Más tarde, siempre según el relato de Ena, volvieron a discutir por un asunto relacionado con el coche y él empezó a pegarle patadas; ella intentó defenderse con un palo que él le quitó; él siguió dándole patadas, la cogió de los pies, la arrastró fuera de la habitación y después se encerró en ella. Cuando ella llamó a su hijo para comentarle lo sucedido, él salió de la habitación y se puso a golpearle en la boca con un zapato. Este es el relato de la mujer.

El protocolo sanitario registró más tarde un hematoma en el labio inferior y lo siguiente: «Estado emocional actual: tristeza». Ella manifestó que estaba en tratamiento psicológico debido al trato que le dispensaba su marido y aseguraba llevar padeciéndolo treinta años. Él manifestó estar en tratamiento desde un año antes por adicción al alcohol.

Estanislao y Ena se casaron a principios de los 70. Ella nunca trabajó por cuenta ajena, cuidaba de la casa, de sus hijos y ayudaba a Estanislao con las finanzas de la carpintería, donde trabajaba él.

Una carretera es lo que separa las casas del local, justo enfrente, donde Ena, aquel 24 de junio de 2014, no podía acercarse tras la demanda de Estanislao, meses más tarde de que ella lo denunciara. Tras aquella primera denuncia que terminó en condena, y con las medidas aún cautelares, Ena volvió a denunciar a Estanislao. El protocolo sanitario registró la llegada de la mujer «llorosa y nerviosa», con contusiones leves y arañazos.

Estanislao, que presentaba también lesiones en la cara, fue detenido por quebrantamiento de condena. El juicio rápido, celebrado el 8 de septiembre de 2013, decretó la libertad provisional sin fianza para Estanislao. Estanislao no había quebrantado el alejamiento. La justicia determinó que Ena no se había abstenido de entrar en la carpintería aun presumiendo que dentro estaría él y, por ello, a petición de Estanislao, le impuso la orden de alejamiento de 15 metros.

Cubillos del Sil tiene menos de 2.000 habitantes.

Hoy hay aún trozos de madera sueltos, sobre el rellano, junto a una puerta metálica cerrada a cal y canto. Hay una parra que no para de engarzarse allá donde los soportales la dejan. Y un árbol con hojas parecidas a las de un melocotonero. Una App que identifica plantas dice que no, que es un árbol de origen asiático. Allí, según la investigación judicial, Estanislao mató a Ena tras una discusión, llamó a la Guardia Civil y se ahorcó en la misma nave, colgado de una escalera de grandes dimensiones con un cable eléctrico. Un testigo declaró que ella llegó a la carpintería insultándolo. “Fue tonto, porque de la cárcel se sale; pero no, se suicidó”, es uno de los comentarios que aún circulan por el pueblo, presidido todavía por las torres de la central térmica que Endesa desconectó el año pasado.

En resumen: los hechos contrastados por la Justicia dicen que ambos, de 64 y 63 años, estaban separados y que tenían dos hijos ya mayores. Que él tenía una condena por violencia de género con orden de alejamiento de 15 metros y que ella tenía otra de alejamiento hacia él porque tampoco lo dejaba tranquilo. La causa fue archivada tras el crimen y el posterior suicidio.

La entonces secretaria de Igualdad del PSOE, Purificación Causapié, y la entonces ministra del PP, Ana Mato, condenaron los hechos. Era, según los registros, la segunda víctima mortal por violencia machista contabilizada en Castilla y León ese año. La primera fue María Henar, una joven de Medina del Campo que falleció el 27 de marzo en el hospital Clínico de Valladolid tras haber recibido un día antes un disparo en la cabeza por parte de su expareja. De Aranda de Duero (Burgos) era también Ana, asesinada en Torremolinos (Málaga) unos meses antes. Rosa fue asesinada en Valladolid a finales de ese año. En este 2021, dos mujeres han sido asesinadas en esa comunidad autónoma. Y un día antes de que se produjeran los hechos en Cubillos, se conoció la condena de 15 años de prisión a un hombre que asesinó a su pareja a media hora de allí en coche, en Bembibre. La descuartizó e introdujo los restos en dos maletas.

Recursos para denunciar

“Como no pudo más, la mató. Es tremendo cómo se puede justificar, sin reconocerlo de forma abierta, este caso”, analiza la psicóloga Noelia Landete. Según ella, y con los datos oficiales en la mano, esa forma de actuar, desde su experiencia con otros casos, no se correspondería con el posterior suicidio, algo que “suele idearse y no ser tan impulsivo”. La investigación judicial recoge que el día de los hechos Estanislao fue a recoger una escalera que le había prestado a un vecino: “Se ve que el señor Estanislao necesitaba hacer uso de su escalera, y como quiera que el dicente aún no se la había devuelto, pues el dueño se acercó a casa para pedírsela”. Tras matarla, se suicidó colgándose de una escalera, aunque no se especifica si era o no la misma que le había prestado al vecino. 

En el caso de que efectivamente fuera él la persona acosada, como insisten en el pueblo y llegó a declarar su hija, la psicóloga insiste en que los hombres también tienen recursos para denunciar. A Ena, por ejemplo, le impusieron la orden de alejamiento de él. “Si el juez estima que hay un riesgo, pues le puede poner una orden de alejamiento y, de hecho, en algunos casos se pone de manera provisional. Son casos en los que, cuando se produce la agresión a la mujer, esta se defiende, golpea al hombre y le hace, por ejemplo, un arañazo o una herida. Ahí no se está diciendo ni que él es delincuente ni ella tampoco. Es una medida cautelar que pueden poner cuando ven que hay una dependencia fuerte o que la mujer también puede buscarlo. Es decir, que los hombres tienen instrumentos para defenderse en caso de acoso”. Y luego está, sin atribuirlo a este caso concreto, el papel que pueden desempeñar algunos agresores: “Ellos mienten mucho; no después, claro, pero sí en el durante. Lo niegan todo, se hacen las víctimas, son los pobrecitos y ese es el discurso que llevan constantemente”.

Su hija llegó a declarar que su madre siempre conseguía lo que se proponía y que, en todo caso, era una “maltratada maltratadora”. En la investigación judicial consta también la declaración de una testigo que cuenta que Ena le había dicho en más de una ocasión, refiriéndose a Estanislao: “Este cualquier día me mata”.

Un paseo por Ponferrada

“Todavía no se creen a Nevenka”, recuerda mientras toma un café, a unos diez kilómetros del pueblo, en un bar de Ponferrada, Isabel Maroto. Acaba de ser nombrada secretaria de Igualdad de CCOO en León. “Es que aquí no se hace nada. Tenemos un concejal acusado de maltrato en la cárcel y ahí sigue el pacto de gobierno”, cuenta antes de narrar que ella misma fue víctima de violencia psicológica. Lo dice con una sonrisa. “Ya lloré bastante”, añade con una coletilla que parece acostumbrada a repetir. Asegura que su entonces marido, con el que estuvo casada una veintena de años, fue condenado por ello. “Yo me vi en esa situación, en lo que es vivir en un pueblo pequeñísimo de la zona donde al final la mala eras tú, porque, según me decían, yo no lo entendía a él, sus cambios de humor“, prosigue. 

Isabel Maroto, en una terraza de Ponferrada.

El psicólogo Jesús Pérez también muestra mucha prudencia con el caso en concreto de Cubillos del Sil y la inexistencia de un juicio. “No se puede opinar sin datos objetivos, con lo que dicen unos vecinos y otros, pero si hay una condena firme hay unos hechos probados contra él, y los hechos probados son bastante garantistas”. Como Noelia Landete, sin aplicarlo a este caso concreto pero intentando explicar determinadas situaciones, Pérez reflexiona sobre las fases de un comportamiento patológico por el que la persona que es víctima pasa, y que se va adaptando a las características de la relación para poder sobrevivir.

“Lo que está claro es que no hay agresor sin víctima ni víctimas sin agresor. En las relaciones de pareja hay principios donde no hay violencia, pero sí un comportamiento muy arraigado en el machismo. Hay mujeres que soportan esta situación y, en un momento dado, intentan escapar de la red, que es cuando se produce el asesinato. El agresor necesita a la víctima y, al final, se acostumbra –continúa–. Por eso no es infrecuente tampoco que las agresiones sean cruzadas, que pueden ser producto de una situación psicológica muy desgastante en el caso de ella, que entre al trapo y que desarrolle también una conducta violenta por las agresiones de él”.

Pérez, no obstante, afirma que la parte más deteriorante es cuando la mujer también necesita del agresor, lo busca y lo provoca. “Eso no lo hace una persona en una situación normal, no lo hace una persona masoquista, sino el desgaste psicológico y también social”, explica el psicólogo, que pone como ejemplo algún caso con el que ha trabajado en el que ella es la que agrede cuando él está tranquilo.

“La sociedad y la ciencia entienden que las agresiones son estáticas, que hay una agresión lineal y directa con un comportamiento muy pasivo de la mujer, pero también hay muchas mujeres que se hartan y eso no los hace a ellos para nada víctimas. Tampoco se espera de las víctimas esta conducta. Se las ve como pasivas, indefensas y poco confortativas. Las personas tenemos muchos matices. Y hay mujeres que aparecen como ‘desequilibradas’ ante el entorno porque la violencia machista desgasta mucho y hace, por ejemplo, que se relacione menos con la gente y que tenga un comportamiento más estridente”, concluye Pérez.

En cambio, prosigue, la mayoría de los agresores son prototípicos, no responden a agresores psicopáticos, no suelen ser delincuentes, que agreden a otras personas. Su perfil pasa siempre por una imagen pública mucho más buena que la de la mujer, y ellos seleccionan muy bien cuándo y cómo lo hacen.

Isabel Maroto denuncia que ella apenas tuvo apoyo institucional y reflexiona sobre una comarca minera muy marcada por estructuras patriarcales, lo que se suma a las dificultades para que una mujer pueda denunciar. “No verás carteles contra la violencia machista aquí”, añade. Y no es fácil encontrarlos en un paseo de alguien que es la primera vez que viaja a Ponferrada. 

Las vías del tren, en Ponferrada.

El enorme escudo metálico de España sobre la puerta de entrada a los juzgados puede ser reconocible si se ha visto recientemente Nevenka, la miniserie de Netflix que rescata la historia de una de las primeras condenas por acoso sexual a un político en este país. De eso hace 20 años. La entonces concejala de Hacienda, Nevenka Fernández, dimitió y denunció al entonces alcalde de Ponferrada, Ismael Álvarez (PP). Pero ella estuvo sola. Miles de personas se manifestaron para apoyarlo cuando fue condenado.

No hay nadie sentado sobre el banco morado de la plaza del Ayuntamiento, junto a un restaurante que se llama La Violeta. Antes de llegar, desde una explanada, se divisa un mural con una chica con mochila, la concha del camino de Santiago y un mensaje: “Stop a la violencia de género”. La obra, que pretende concienciar a las personas que pasan por el albergue de Ponferrada, fue creada por el artista berciano Asier Vera. Y justo en una de las calles que desembocan en el consistorio, sobre el suelo, como en Hollywood, luce una placa dedicada a la dramaturga Laila Ripoll, que ha analizado en su obra los efectos de la violencia de género.

Placa dedicada a Laila Ripoll.

Por la ciudad acaban de pasar varias expertas en la segunda edición de la Universidad Feminista de Ponferrada. “Es una iniciativa pionera”, cuenta con orgullo la concejala de Igualdad, Lorena González (Podemos). Dice que sabe lo que es llegar a un ayuntamiento y que se lleven a un concejal acusado de violencia machista. Se refiere, como la sindicalista de CCOO, al caso de Pedro Muñoz, exconcejal de Coalición por el Bierzo, grupo con el que, una vez cesado, PSOE y Podemos mantienen el pacto de gobierno en la localidad. Muñoz permanece en prisión acusado de golpear supuestamente a su mujer el pasado año y la justicia ha denegado todas sus peticiones de salida de la cárcel hasta el momento.

Los datos recogidos por Infobierzo indican que en 2020, hasta el 30 de septiembre, había 223 denuncias interpuestas y atestados relacionados con la violencia de género en el partido judicial. El Juzgado de Violencia hacia la mujer de Ponferrada celebró 46 juicios rápidos y, ante el Juzgado de lo Penal (a fecha de 22 de noviembre), un total de 41, de los cuales 29 fueron por violencia de género y 12 por quebrantamiento de condena. 

Rosa Álvarez, de la asociación Mujeres Progresistas Berciana, lleva más de 30 años trabajando en la zona. “Hemos dado siempre un apoyo de forma integral a las víctimas. El apoyo psicológico y el acompañamiento, que son fundamentales, lo hemos hecho hasta donde hemos podido, porque como entidad jurídica no podemos acompañar a las mujeres en los procesos judiciales”, explica.

En su discurso, es muy crítica con lo que se hace o se puede hacer desde las administraciones: “Hay un observatorio para la violencia de género en Ponferrada que no funciona, se reúne con toda la clase política y asociaciones una vez al año, casi siempre antes del 25-N. Todo eso debería estar volcado en la página del Ayuntamiento y se debería actualizar. Pero lo único que hay son reglamentos del funcionamiento del observatorio. No se toma en serio. Es mi opinión personal o mi experiencia”, dice.

También desde su experiencia, no se aprovecha bien el dinero que procede del Pacto de Estado: “La mitad de los ayuntamientos no saben qué hacer con ese dinero, y muchas veces lo que se hace son ‘meriendas’. Eso es no entender nada. Es más fácil dar un millón de euros a la Ponferradina. Los recursos son muy pobres y luego hay que seguir caminando, y claro, te pierdes en el camino”. En algunos pueblos, sostiene, ya no hay puestos de policía: “A mí una mujer me explicaba que la policía no estaba porque tiene un horario. Y cómo haces para bajar de Fabero a Ponferrada sin coche ni nada. Es horrible. Se necesita educación y recursos reales, un seguimiento, recursos efectivos, no una subvención de 10.ooo euros cada equis años”.

Actualmente, el Gobierno de Castilla y León (PP) ultima una Ley de Atención integral a las víctimas de violencia de género, que, según el anteproyecto, tipificará cuatro nuevas formas de agresión: la digital y tecnológica; la vicaria; la de segundo orden, sobre personas que apoyan a las víctimas, y, una clave en la asunción de responsabilidades, la institucional. En esta parte se tendrán en cuenta las acciones u omisiones que se realizan desde la Administración con el fin de diferir, obstaculizar o impedir el acceso a derechos para una vida libre de violencia.

El anteproyecto, que actualiza la ley de 2010 y ha sido elaborado con las propuestas del Diálogo Social, de 78 entidades de este ámbito y de un centenar de profesionales, prevé la creación de un servicio de atención psicológica al agresor con el “ambicioso” reto de modificar sus comportamientos y el desarrollo de programas de tratamiento para prevenir la reincidencia.

Ena y Estanislao fueron enterrados el mismo día, cada uno a una hora, cada uno en su pueblo de origen. “Yo me acuerdo de ir primero a uno y luego a otro”, recuerda una vecina. Las familias dedicaron una esquela también por separado. Los hijos del matrimonio –con quienes ha sido imposible contactar hasta la fecha– figuran en ambas.

El presunto autor

Estanislao tenía 64 años y trabajaba en una carpintería de su propiedad, frente a la casa familiar. Fue detenido por violencia de género el 17 de abril de 2013, y salió en libertad provisional al día siguiente al no haberse solicitado la prisión por ninguna de las partes. Ese mismo día 18, se le impuso la prohibición de acercarse a Ena en un radio inferior a 15 metros. Se atribuyó el uso y disfrute de la vivienda conyugal a Ena y se estableció a su favor una pensión provisional de 350 euros mensuales. 

El 24 de abril, la sentencia 30/13 ratifica la orden de alejamiento y dispone la prohibición de comunicarse con Ena por un año y cuatro meses, cuatro meses de prisión, la inhabilitación para el sufragio pasivo durante el tiempo de la condena y la privación del derecho a la tenencia y porte de armas durante ocho meses y un día.

El 7 de septiembre de 2013, Estanislao volvió a ser denunciado por agredir a Ena. Esta relató que él se puso a insultarla, la agarró del cuello y la amenazó con abrirle la cabeza con un hacha después de ella entrar en la nave con las llaves de la moto en la mano, sin saber que su marido estaría allí. Estanislao contó que empezó ella; que entró en la carpintería, cogió un ciclomotor propiedad de ambos y le gritó: «Hijo de puta, no andes con la moto, que la gastas y es de los dos». Y que a continuación empezó a arañarle.

El juicio rápido, celebrado el 8 de septiembre de 2013, decretó la libertad provisional sin fianza para Estanislao, que demandó a Ena y solicitó una orden de protección.

Al reconocer Ena que fue ella quien accedió a la carpintería, la justicia le impuso una orden de alejamiento de 15 metros para «garantizar el derecho a la libertad de deambulación, sosiego y paz social de Estanislao».

Meses más tarde, en esa misma carpintería, Estanislao mató a Ena y luego se suicidó, según la investigación judicial. La causa fue archivada.

Violencias previas y sentencias

Al haberse suicidado el presunto asesino, no se celebró juicio y no hay, por tanto, sentencia. La única que consta en el caso es la que condenó, un año antes, a Estanislao a cuatro meses de prisión, la inhabilitación para el sufragio pasivo durante el tiempo de la condena, la privación del derecho a la tenencia y porte de armas durante ocho meses y un día y el alejamiento y la prohibición de comunicarse con Ena por un año y cuatro meses.

Ella también tenía una orden de alejamiento de él porque acudió a la carpintería donde se supone que él estaba trabajando.

Las órdenes de alejamiento en estos casos son complicadas por los escasos metros que hay entre uno y otro: vivían en casas juntas y la carpintería estaba enfrente.

La Administración

La novedad más destacada en la Administración es la actualización de la ley de violencia de género que está ultimando la Junta de Castilla y León, gobernada por el PP. El texto reconoce más formas de violencia, como la vicaria o las digitales, promueve una mejor y más efectiva detección y prevención de estas situaciones, y favorece una atención más universal.

La confección de la norma, según la Junta, se sustenta en tres pilares. El primero es la propia actualización de la propia norma para dar encaje en ella a la realidad social vigente. En segundo lugar, el texto incide en la prevención, detección y evaluación como herramientas fundamentales para avanzar en la lucha contra la violencia de género: “Tareas en las que implica al conjunto de la sociedad civil –para consolidar una cultura de rechazo hacia la violencia de género– y al propio agresor –al que convierte en destinatario de medidas de preventivas, de sensibilización y atención–”. Y el tercer pilar es la modificación de los modelos de atención a las mujeres víctimas, “al pasar de un enfoque exclusivamente asistencialista a otro más avanzando, que incluye el apoyo en los procesos para la recuperación de su autonomía personal y la restitución de sus derechos vulnerados”.

La violencia de género se define en esta norma como cualquier acto de violencia que se ejerce contra las mujeres por el hecho de serlo, que tenga o pueda tener como resultado el daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico. Se incluyen en esta denominación las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad –tanto si se produce en la vida pública, como en la privada–, comprendiendo las distintas formas de violencia física, psicológica, sexual y económica, que se producen en los ámbitos de la pareja, familiar, laboral y sociocomunitario.

El ámbito de aplicación de la norma se extiende y, con ello, se amplía la protección a más personas. “Cita expresamente –dice un comunicado de la Junta– a mujeres trans, niñas y adolescentes en situación de violencia de género, pero también a los menores que se encuentren bajo su patria potestad o guarda y custodia, así como a los familiares, por consanguinidad o afinidad hasta el segundo grado inclusive, que convivan con ella. Bajo el paraguas de esta ley figuran también las mujeres castellanas y leonesas retornadas, que hayan sido víctimas de violencia de género en otro país”.

Aparte de la vicaria y la digital, la norma abarca también la llamada ‘violencia de segundo orden’, que incluye los actos de violencia física o psicológica, represalias, humillaciones y la persecución ejercidas sobre las personas que apoyan a quienes sufren la violencia de género, así como las acciones que impidan la prevención, detección, atención y recuperación de las víctimas.

Junto a ello, se regula también por primera vez la violencia institucional, que comprende las acciones u omisiones que se realizan desde la administración pública con el fin de diferir, obstaculizar o impedir el acceso a derechos para una vida libre de violencia.

Desde el Ayuntamiento de Cubillos, gobernado por el PSOE, informan de que la lucha contra la violencia de género es una prioridad y la enfocan desde la educación: “Tenemos aulas de teatro en las que se trabajan mucho los valores sociales, de igualdad, de respeto. Funcionan también como terapia y los grupos crean sus propias obras. Con el Pacto de Estado, llevamos una escuela de familia con una psicóloga y el principal objetivo es educar a los niños y niñas con autonomía y autoestima”.

Cada año se suman a las fechas conmemorativas: “Con el fin de sensibilizar a la población de su municipio sobre la gravedad, las dimensiones y las consecuencias del problema, y por supuesto para manifestar su condena y la más absoluta repulsa pública frente a la violencia de género ejercida sobre las mujeres”. En la página web del Ayuntamiento muestran artículos sobre qué se puede hacer desde el ámbito familiar, laboral y social para prevenirla y ayudan a “reflexionar y tomar conciencia de que todos y todas debemos comprometernos a luchar contra la violencia de género”.

En la comarca, explica la concejala de Igualdad del Ayuntamiento de Ponferrada, Lorena González (Podemos), se necesitan más recursos: “Hay 38 municipios muy pequeñitos y es importante poner en marcha medidas con centros 24 horas, como se va a implementar desde el Ministerio de Igualdad”. González insiste en la importancia de la Universidad Feminista, una iniciativa pionera: “Hacemos un ciclo de charlas. Han venido Olga Rodríguez, Cristina Fallarás, Sonia Vivas, Carla Antonelli, Soledad Murillo, Bárbara Tardón… Tratamos de concienciar y hacer pedagogía social sobre a qué nos referimos para hablar de violencia machista. Pero no solo eso. También hablamos de brecha salarial, violencia obstétrica, acoso en el trabajo, cómo desde los medios y la cultura hegemónica se perpetúa la violencia y, en muchas ocasiones, se ensalza la cultura de la violación, de la pornografía, de la explotación y la trata de de mujeres y niñas”.

El tratamiento mediático

La historia, en general, fue abordada en los medios de comunicación como un caso de violencia de género. En algunas informaciones posteriores, algunos periódicos locales destacan que él tenía una condena por violencia machista y que ella también había sido denunciada por él.

Siete años después

Siete años después, en el pueblo hay personas que continúan sin ver signos de violencia machista en este caso, recogido en las estadísticas oficiales.