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Patricia

Asesinada en Madrid
el 14 de enero de 2014

Texto: Dani Domínguez

Fotografías: Álvaro Minguito

Esta historia fue publicada en enero de 2024.

Las aceras de la calle son estrechas y cuando dos personas se cruzan caminando, una de ellas tiene que hacer un pequeño amago para no chocar con la que viene de frente. Por delante de un pequeño edificio de viviendas de dos plantas transitan pocos viandantes; el termómetro –frío– y el cielo –nublado– recomiendan quedarse en casa. Todavía se pueden observar algunos adornos navideños. La mayoría de los negocios tienen sus carteles escritos exclusivamente en chino. Es un barrio de Madrid del distrito de Usera, donde más del 28% de la población es migrante.

Aquí, en el bajo de ese pequeño edificio, fue asesinada Patricia. Su novio, Jonathan José G. L., de 19 años y nacionalidad dominicana, la mató el 14 de enero de 2014, hace ahora una década. Su cuerpo fue encontrado un día después. Él llevaba un año en España. Ella, de origen brasileño y con 28 años, residía en Madrid desde hacía seis.

En esos momentos, trabajaba como empleada de hogar para una familia que vivía en el centro de la capital, donde cuidaba a dos niños. Fue su empleadora la que, extrañada porque Patricia no acudiese a trabajar al día siguiente y no respondiese a las llamadas, se puso en contacto con una de sus amigas, quien, a su vez, alertó a otro conocido. Fue esta última persona la que se acercó a su casa y allí encontró el cadáver de la joven.

Reconstruir la historia de Patricia ha sido muy difícil debido a la ausencia de familiares en España y a la imposibilidad, hasta este momento, de acceder a personas de su entorno. Es por ello que, la mayor parte de los datos de este reportaje proceden de documentos oficiales, como las diferentes sentencias del caso.

En este barrio, el 28% de la población es migrante.

Según esa información, Patricia y su asesino se conocían desde hacía apenas un mes. “Ella se entregaba mucho, se enamoraba mucho”, relataron los amigos y amigas de la víctima durante el juicio, y quería afianzar dicha relación. En un momento dado, ella descubrió que su pareja mantenía relaciones sexuales con la madrastra de éste, es decir, la novia de su padre, un hecho que fue reconocido en sede judicial.

Aquel 14 de enero de 2014, Jonathan José G. L. acudió a casa de Patricia, donde ella le reveló que conocía esta otra relación y que tenía un audio en su teléfono móvil en el que él lo confesaba. Asimismo, amenazó con enviárselo a su padre si no rompía ese vínculo. Fue entonces cuando el asesino cogió un cuchillo y atacó a Patricia, primero por la espalda y, posteriormente, en diferentes partes del cuerpo. Era de noche. Y hasta el día siguiente por la tarde no encontraron su cadáver.

Desde el inicio, el deseo de la madre de Patricia, su única familiar directa, fue que el cuerpo de su hija fuese enterrado en Brasil. Sin embargo, el cadáver no fue repatriado hasta julio de 2015, un año y medio después del asesinato. Dos años más tarde del feminicidio, su asesino fue condenado a 15 años de cárcel.

Una “persona alegre” y “amiga de sus amigos”

La sentencia recoge, en palabras de su círculo más cercano en Madrid, que Patricia “no tenía ningún enemigo”, y que era “una persona alegre, amiga de sus amigos, aunque también decidida y de carácter fuerte”. Ante ello, los diferentes testigos apuntaron a su pareja como la única persona “con un móvil consistente” para llevar a cabo el asesinato, como así finalmente se demostró.

Las mujeres migrantes suelen sufrir un proceso de vulnerabilidad al llegar a España que las coloca en una posición de mayor debilidad en casos de violencia de género, como afirma la doctora en Derecho y Ciencias Sociales Raquel López, autora de Revictimizadas: migrantes y violencia de género (Ed. Luna Nueva).

La especialista señala al “sistema administrativo” y al racismo estructural como el eje del problema: “Yo conozco a licenciadas y a doctoras que están cuidando de personas mayores porque el sistema las empuja a ello, a aceptar lo primero que encuentran porque tienen la presión de tener dinero para vivir aquí pero también para enviar remesas a su familia en el país de origen”, explica.

Asimismo, López apunta hacia el desconocimiento que muchas mujeres tienen de la red asociativa a la que pueden acudir en casos de violencia y a la desconfianza hacia las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado: “Muchas veces vienen de países donde la violencia de género puede estar normalizada, y la policía no hace nada en esos casos, por lo que creen que aquí va a suceder lo mismo. Además, hay que sumarle el miedo que tienen a ir a una comisaría, sobre todo si estas mujeres están en situación administrativa irregular, porque piensan que las van a deportar”, sostiene.

Todos estos factores, sumados, en ocasiones, a la falta de una red de apoyo familiar o vecinal o a las barreras lingüísticas y culturales, convierten a las mujeres migrantes en personas aún más vulnerables ante casos de violencia machista.

Tras cometer el crimen, el asesino trató de esconderse e inventó una coartada.

Concentraciones de feminicidios

El primer feminicidio de 2014 se produjo el 5 de enero, cuando el cónyuge de Núria la asesinó en Vilanova i la Geltrú (Barcelona); en Cervo (Lugo), el marido de María José acabó con su vida el día 13 de enero después de haber matado también a su suegra; el mismo 14 de enero en el que mataron a Patricia, Mari Ángeles también fue asesinada en Pozoblanco (Córdoba) por su pareja; un día después, a María Zulay la mató en Arona (Tenerife) el hombre con quien mantenía una relación. En las primeras dos semanas de 2014, cinco mujeres fueron asesinadas por violencia de género en España. Los medios definieron ese mes como “el más trágico para la violencia de género de la última década”, un calificativo que ha vuelto a repetirse en multitud de ocasiones en la última década. Así, en enero de 2023, siete mujeres y una menor hija de una de ellas fueron asesinadas.

Conceptos como “mes negro” o “trágico” han copado los titulares de los medios de comunicación durante años a la vez que, a nivel institucional, la respuesta a las concentraciones de asesinatos machistas era prácticamente nula. En junio de 2022, el Ministerio de Igualdad y las comunidades autónomas pactaron la creación de comités de crisis frente a los repuntes de feminicidios, los cuales se reúnen cuando se producen cinco o más asesinatos machistas dentro del mismo mes o alguno en circunstancias especiales.

Estos comités son una herramienta “muy valiosa” para Bárbara Tardón, experta en violencia de género y asesora en el ministerio con Irene Montero al frente, porque permiten “extraer conclusiones, rastrear antecedentes y detectar fallos en el sistema”. Sin embargo, la especialista considera que, para que los comités de crisis tengan una eficacia todavía mayor, las administraciones competentes deben implementar las recomendaciones que de allí se extraen.

Esta experta, no obstante, remarca que “no hay ninguna evidencia científica que certifique que existen causas que provocan una concatenación en los episodios de asesinatos machistas”. Según Tardón, solo existen “teorías” o “hipótesis” que, actualmente, no tienen respaldo ni consenso. Desde su creación, los comités de crisis se han reunido en seis ocasiones, la última vez el pasado diciembre de 2023.

No hay memoria para Patricia

Nada recuerda hoy a Patricia. Su nombre, en la red, solo aparece vinculado a las noticias publicadas el día del asesinato y la detención y condena de su asesino. La repatriación de su cuerpo y la ausencia de familiares en España dificultan aún más su recuerdo. #PorTodas ha preguntado en el Espacio de Igualdad Berta Cáceres, situado en el distrito de Usera si allí se ha realizado o tiene conocimiento de algún tipo de homenaje, pero no ha obtenido respuesta al cierre de esta edición.

Otra calle, de nombre Olvido, en el distrito donde fue asesinada Patricia.

Según Bárbara Tardón, se trata de un problema que sigue sucediendo en la actualidad: “Con esta mujer parece que no ha habido una reparación, ni siquiera simbólica, por parte de las instituciones. Su rastro desaparece cuando su cadáver vuelve a su país y aquí se convierte en alguien invisible, que parece que nunca existió. Eso sigue pasando, sobre todo con las mujeres en situaciones de exclusión, especialmente las migradas, pero es una responsabilidad de la instituciones y del Estado rendirles memoria”, manifiesta. En el mismo distrito hay una calle que se llama Olvido.

Violencias previas

La sentencia no recoge denuncias anteriores al asesinato por parte de Patricia, unos hechos que concuerdan con el escaso tiempo que hacía desde que la víctima y el asesino se conocían. Desde el Ayuntamiento de Madrid aseguran que antes del asesinato no existían antecedentes de intervención desde la Red Municipal de Atención Integral a Víctimas de Violencia de Género en el ámbito de la pareja o expareja, ni desde el S.A.V.G. 24 Horas ni desde los Puntos Municipales del Observatorio Regional de Violencia de Género.

Una de las testigos reconoció ante la jueza estar presente durante una discusión días antes del homicidio. Según su relato, el encontronazo se produjo por “lo de siempre”, es decir, por la relación que Jonathan José mantenía con su madrastra a la vez que con Patricia y las amenazas de ésta de avisar a su padre.

De acuerdo con esta testigo, ese día Patricia también le comunicó la posibilidad de que estuviese embarazada. Los informes médicos de la autopsia, sin embargo, no corroboraron tal caso.

El asesino

Son pocos los datos que existen sobre Jonathan José G.L. Los amigos y amigas de Patricia apenas lo conocían, por lo que prácticamente no existen descripciones sobre él en los documentos a los que ha tenido acceso este medio. 

El asesino, natural de República Dominicana, apenas llevaba un año en España cuando cometió el crimen, ya que, de acuerdo con el testimonio de su madrastra, llegó al país en 2013, y se encontraba en situación irregular. En esos momentos, trabajaba en el bar que su padre regentaba en el barrio de Lucero, también en Madrid, donde declaró haber pasado la tarde antes de cometer el crimen.

La sentencia

El asesino fue detenido el 24 de enero, si bien, días antes, los agentes de la Policía habían acudido al bar en el que trabajaba, donde él les explicó una supuesta coartada: aseguró que, tras terminar de trabajar, se fue a casa de una amiga y salieron de fiesta. El día de la detención se decretó prisión provisional comunicada y sin fianza. Siete meses después, en septiembre de ese mismo año, se acordó su libertad provisional, con presentación semanal en el juzgado, la retirada de pasaporte y la prohibición de salida del territorio nacional.

Finalmente, el 10 de marzo de 2016 se acordó su ingreso nuevamente en prisión provisional comunicada en la cárcel de Soto del Real, en Madrid. Una semana después, el 17 de marzo de 2016, la sección 27 de la Audiencia Provincial de Madrid lo condenó a 15 años de prisión como autor responsable de un delito de asesinato y al pago de 150.000 euros en concepto de responsabilidad civil a la madre de la víctima. La condena fue superior a la solicitada por la Fiscalía, que pedía una pena de 12 años.

La jueza María Teresa Chacón, a través de un procedimiento de tribunal del jurado, consideró que el acusado era la única persona con un móvil razonable para llevar a cabo el asesinato. Asimismo, en la investigación, la Policía Nacional encontró una huella de Jonathan José G. L. con restos de sangre en el baño, el lugar en el que se encontró el cadáver. La magistrada descartó el robo al no encontrar signos de forcejeo en ventanas y puertas. Además de ello, en la casa también se localizó dinero y objetos de valor. Solo desapareció el teléfono móvil de la víctima, en el cual se encontraba la supuesta grabación sobre la relación del asesino con su madrastra.

De la misma forma, tras interrogar a la amiga con la que el acusado aseguró haber pasado la noche, la jueza encontró en su relato contradicciones respecto a las horas en que estos habían permanecido juntos. Un mensaje de Patricia a una amiga a las 22:20h del día del asesinato también invalidó su coartada: “Jonathan está aquí”, le dijo por WhatsApp.

La defensa del condenado interpuso contra dicha sentencia un recurso de apelación al considerar “que la prueba indiciaria” de la que partía el veredicto del jurado era “totalmente insuficiente para enervar la presunción de inocencia”. La sala de lo Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de Madrid desestimó el recurso de apelación y confirmó la sentencia. Fuentes judiciales han asegurado a este medio que el asesino también interpuso un recurso de casación ante el Tribunal Supremo, el cual fue nuevamente desestimado.

En la actualidad, el asesino se encuentra en prisión. Debido al Estatuto de Protección de los Internos, desde el Tribunal Superior de Justicia de Madrid no han revelado el centro penitenciario en el que permanece, ni tampoco el grado en el que se encuentra ni el tiempo de condena que le queda por cumplir. Desde Instituciones Penitenciarias tampoco han facilitado esta información “por razones exigidas en la Ley de Protección de Datos”. Este organismo, dependiente del Ministerio de Interior, sostiene que “se trata de datos de carácter personal o privativo de la persona” que no pueden hacerse públicos. Finalmente, el abogado de la defensa tampoco ha querido explicar la situación del reo.

Sede del Tribunal Supremo.

El entorno

Patricia no tenía familia en España. Su único familiar directo, su madre, se encontraba en Brasil en esos momentos. Diversas informaciones publicadas en medios locales brasileños explicaban que su progenitora quiso desde el inicio repatriar el cadáver de la joven, pero los precios establecidos para ello eran demasiado altos: “Lo único que quiero es que su cuerpo venga a Brasil, estoy desesperada, no tengo medios económicos”, expresó en aquellos momentos.

Dos semanas después del feminicidio, la madre de la víctima anunció que había logrado la cantidad necesaria para trasladar el cuerpo de su hija gracias a diferentes donaciones. Asimismo, la intercesión del Consulado de Brasil en Madrid permitió que el precio fuese menor al inicial. Desde el Consulado han explicado a #PorTodas que el “servicio de auxilio” es una de las tareas que tiene encomendadas el organismo y que, a petición de la familia de Patricia, quien les otorgó un poder, intercedieron desde España.

Como consulado, explican, estuvieron en contacto directo con el Instituto Anatómico Forense y con el juzgado de instrucción encargado de la causa: “Al ser un caso de violencia y al haber una investigación, el juzgado no autorizó que el cadáver fuese repatriado a Brasil y pedían enterrarlo en España por si fuese necesario exhumarlo en el futuro”, detallan.

Sin embargo, el deseo expreso de la madre de Patricia era que el cuerpo de su hija descansara cerca de su familia. Desde el consulado aseguran que la diferencia de precios entre unas funerarias y otras puede ser de hasta el triple, por lo que también intercedieron para encontrar la más económica. Afirman que “no es una práctica habitual” ya que los ministerios de los diferentes países intentan que sus consulados no se involucren en este tipo de casos para evitar “tratos de favor”: “Pero como la familia nos lo pedía, lo hicimos”, explican.

No fue hasta el 11 de julio de 2015, un año y medio después del asesinato, cuando el cuerpo de Patricia fue finalmente repatriado, primero hasta el aeropuerto de Sao Paulo y, posteriormente, hasta el de Campo Grande, donde fue enterrada.

La Administración

Hubo que esperar un mes y medio para que una administración pública llevase a cabo una declaración institucional pública que condenase este feminicidio. Todos los grupos políticos del Ayuntamiento de Madrid (PP, PSOE, IU y UPyD) expresaron su “su más enérgica repulsa y condena” el 28 de febrero de 2014. Un mes antes, el 29 de enero, tras la detención del sospechoso, el entonces consejero de Asuntos Sociales de la Comunidad de Madrid, Jesús Fermosel, condenó el asesinato machista.

Debido a los diferentes cambios en la composición del Ayuntamiento de Madrid desde esa fecha, este medio no ha logrado conocer si el equipo de gobierno en esos momentos, al frente del cual se encontraba la exalcaldesa Ana Botella (PP), adoptó cambios en los protocolos de atención a las víctimas de violencia de género.

Hasta marzo de 2017, Igualdad no tuvo una concejalía propia en el consistorio madrileño. Celia Meyer ocupó la cartera tras el nombramiento de la por entonces alcaldesa Manuela Carmena. “Cada vez que se producía un asesinato machista, lo que hacíamos era juntar a todos los servicios públicos por los cuales podría haber pasado la víctima: servicios sociales, educativos, policía, etc. De esa forma, analizábamos qué se podría haber hecho para anticiparnos, en qué se había fallado y, sobre todo, elaborábamos recomendaciones y nuevos protocolos a futuro”, explica la exconcejala sobre estos comités de crisis.

Mayer asegura que también se mejoraron los recursos de atención a las víctimas de violencia machista y se aumentaron las partidas presupuestarias. Asimismo, explica que su concejalía puso en marcha “el primer Centro de Crisis para la Violencia Sexual, una iniciativa pionera en España que el Ministerio de Igualdad ahora ha replicado en todas las provincias”.

Las campañas de prevención “de carácter permanente” fueron, según Meyer, otro pilar fundamental de la política de lucha contra los feminicidios, y señala el caso concreto de las mujeres migrantes como Patricia: “Ellas, en muchas ocasiones, no tienen acceso a los recursos institucionales o tienen miedo de hablar con la policía a pesar de ser víctimas de múltiples discriminaciones como mujeres y migrantes. Por ello, hicimos mucho hincapié en poner el acento sobre los agresores y sobre la necesidad de que las comunidades se impliquen en la prevención de las violencias”. Asimismo, Mayer asegura que trataron esta cuestión con las embajadas de los países de origen para que las mujeres tuvieran acceso a los recursos puestos a disposición por el consistorio.

Durante los años de gobierno de Carmena, también se llevaron a cabo actuaciones en materia de Igualdad en Usera, al igual que en otros barrios. La concejala presidenta de distrito, Rommy Arce, explica que se creó el Espacio de Igualdad Berta Cáceres y la Mesa de Género de Usera, la cual se constituyó el 9 de mayo de 2016 como un órgano consultivo que reúne a los diferentes grupos políticos, así como a entidades vecinales y asociaciones y a diferentes departamentos administrativos del Ayuntamiento.

En la sesión de constitución, la agente de Igualdad del distrito, Begoña Moraga, desglosó algunos datos referentes a la violencia de género en 2015. Así, explicó que ese año, “solo el 4% de las citas por supuesto de urgencias [Emergencias 112, Samur 24h o Policía Municipal] estuvieron relacionadas con violencia de género”. En el caso de los centros de Servicios Sociales, estos atendieron a 65 mujeres por esta causa. No obstante, Moraga aseguró en su intervención que los datos solo eran “la punta del iceberg” ya que “siguen sin aflorar muchos de los casos de violencia de género”.

La corporación actual, encabezada por José Luis Martínez Almeida, explica a #PorTodas que para el periodo 2019-2023 se establecieron “21 medidas prioritarias para combatir la violencia contra las mujeres”. A finales de diciembre de 2022, aseguran, “ya se habían cumplido todas las dependientes exclusivamente del Consistorio, que suponen el 91% del total”.

En la actualidad, el Consistorio cuenta con tres redes municipales de atención a las mujeres víctimas de violencia de género. En la última legislatura, el Ayuntamiento asegura haber aumentado los recursos añadiendo a estas redes una Unidad Móvil para atender a mujeres con dificultad de movilidad, 26 nuevas plazas de alojamiento protegido y la creación del Centro de crisis Mariana Pineda y del Centro Integral a mujeres víctimas de violencia sexual y a sus familias Benita Pastrana, para la atención a víctimas de violencia sexual.

#PorTodas ha solicitado, a través del servicio de Prensa del Ayuntamiento de Madrid, una entrevista con la actual concejala presidenta y la agente de Igualdad de Usera para conocer la situación actual del distrito, así como posibles homenajes a Patricia. Al cierre de este reportaje, no ha sido posible.

La entrada de VOX en el Ayuntamiento de Madrid en 2019 también ha causado el fin de la unanimidad de los grupos políticos en el pleno, al impedir de esta forma declaraciones institucionales contra la violencia de género o desmarcándose de los homenajes y minutos de silencio por las mujeres asesinadas en la localidad.

El Espacio de Igualdad Berta Cáceres, en Usera.

Tratamiento mediático

El día en el que apareció el cuerpo de Patricia, algunos de los principales medios de comunicación del país se hicieron eco del asesinato, aunque con datos incorrectos como su edad, fruto de un error por parte de los servicios de emergencias, los cuales difundieron que la víctima tenía 35 años. Ya en esos momentos, las informaciones apuntaban hacia un caso de violencia de género a tenor de las declaraciones de uno de los amigos de Patricia, el cual aseguraba que “dos semanas antes de Navidad ella había roto con su novio, que era dominicano”.

Las informaciones de los diarios españoles fueron publicadas en las secciones de Actualidad, Sociedad o Sucesos, y el tratamiento fue de esta índole, con artículos centrados en explicar que el cadáver había sido encontrado en la bañera y que el grifo estaba abierto, y todas facilitaban la ubicación exacta del domicilio en el que fue hallado. Asimismo, ninguna de las noticias incluía el teléfono 016 de atención a las víctimas de violencia machista, una recomendación que las organizaciones periodísticas venían haciendo desde hacía años.

A finales de año, el diario 20 Minutos incluyó el asesinato de Patricia en un recopilatorio de “homicidios” en Madrid, colocando la “violencia machista” al lado de “peleas” o “robos” a pesar de que las recomendaciones periodísticas piden no tratar los feminicidios como un suceso más.

En el caso de Brasil, algunos medios locales también publicaron informaciones, en estos casos con testimonios de la madre y la tía de la víctima, las cuales pedían ayuda para repatriar el cadáver de la joven.

A finales de enero, la atención mediática de la prensa española volvió a repuntar tras la detención del por entonces acusado. Hasta su condena en 2016, los medios no volvieron a hablar del caso, ni siquiera cuando el cuerpo de Patricia fue repatriado a su país de origen. Las desestimaciones de los recursos de apelación y casación ante el Tribunal Superior de Justicia y el Tribunal Supremo pasaron totalmente desapercibidas.

El asesinato de Patricia desapareció de los medios de comunicación al tiempo que su memoria física también lo hacía. Diez años después, sin embargo, esas noticias con algunos errores, son el único recuerdo que queda de ella en España.