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Verónica Ana

Asesinada en Móstoles
el 14 de agosto de 2014

Texto: Dani Domínguez

Fotografías: Elvira Megías

Esta historia ha sido publicada en octubre de 2024.

En el Parque Cuartel Huerta apenas se escucha el agua de la fuente que hay sobre un pequeño lago. Es horario laboral y casi no pasa nadie por la zona. El barullo es mínimo. Es difícil creer que en ese momento se está en medio de la ciudad de Móstoles. En el paseo central del parque, una instalación con diferentes paneles recuerda a once “mujeres que dejaron huella”: Mary Wollstonecraft, Concepción Arenal, Emilia Pardo Bazán, Clara Campoamor, María Zambrano, Frida Kahlo, Rosa Parks, Nawal Al-Saadawi, Ana Orantes, Margarita Salas y Kathrine Switzer.

En mitad del recorrido, en una pequeña plaza, se levanta el Monumento en memoria a las víctimas de violencia de género, una escultura donada por el artista madrileño Juan Ramón Martín. Su instalación se llevó a cabo en 2015, el 25 de noviembre de ese año, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.

Verónica Ana nunca llegó a conocer el memorial. Su marido la mató apenas un año antes de que fuese inaugurado.

Monumento en homenaje a las víctimas.

Tenía 40 años y había nacido en Rumanía. Su asesino, Lorenzo, era veinte años mayor que ella y, aunque era de nacionalidad peruana, contaba con tarjeta de residencia rumana. Ambos tenían una hija en común de diez años. Residían en Móstoles.

Los hechos probados de la sentencia recogen que el 14 de agosto de 2014, en torno a las 22 horas, ambos progenitores tuvieron una discusión. Él, “con ánimo de acabar con la vida de Verónica”, cogió un cuchillo, se dirigió al salón y le asestó diversas puñaladas mientras ella estaba todavía con vida, “lo que aumentó deliberada e innecesariamente su dolor”. Fue una hemorragia interna y un posterior shock hipovolémico lo que causó su muerte en torno a las 22.30 horas. Unos minutos después, el asesino llamó a la policía y confesó el crimen.

El auto recoge que el feminicidio se produjo delante de su hija, que salió de casa “llevando una maleta y en compañía de un perro” hasta que unos vecinos la encontraron y llamaron a emergencias.

Desde que Verónica fue asesinada, Móstoles ha registrado dos crímenes machistas más. En noviembre de 2022, un hombre de 39 años mató a su pareja, de 29 años, y a la hija que tenían en común. Apenas unos meses después, en mayo de 2023, una mujer de 40 años fue apuñalada por su entonces pareja y murió cuatro días después en el hospital.

Punto Municipal del Observatorio Regional de Violencia de Género en Móstoles.

#PorTodas ha tratado de contactar con el Punto Municipal del Observatorio Regional de Violencia de Género (PMORVG) que la Comunidad de Madrid tiene instalado en Móstoles para analizar qué ha ocurrido en estos diez años, pero no ha recibido respuesta a los diferentes correos enviados. Una de las trabajadoras del punto, en conversación informal, sostiene que los recursos son insuficientes para una población de más de 200.000 personas: “La psicóloga y la abogada no dan abasto para poder atender todos los casos. Se podría decir que en diez años no ha cambiado nada”, denuncia.

Es una crítica que también comparten desde la Asociación de Mujeres Feministas de Móstoles: “Las listas de espera tan elevadas desaniman a las mujeres a acercarse a los recursos públicos”, sostiene Maribel Sánchez Mira, presidenta de la organización. Según explican, llevan años reclamando un aumento en el número de personal del PMORVG que no llega: “Las profesionales del punto de violencia están sobrecargadas, lo que impide llevar a cabo una labor eficaz tanto para prevención como para el apoyo a mujeres víctimas de violencia de género”, explica Sánchez Mira.

El pasado año, coincidiendo con el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, la Asociación de Mujeres Feministas de Móstoles solicitó mejoras en el Juzgado de Violencia sobre la Mujer de la ciudad al considerar que nació “colapsado” desde su creación en 2007: “Al entrar nos llama la atención que hay una misma entrada para todos. Puedes encontrarte a tu agresor en la puerta del mismo o quizá los testigos que van a declarar, provocando una situación muy violenta”, explicaban en la nota de prensa que enviaron a los medios de comunicación en ese momento.

Juzgados en Móstoles.

En ella, la organización también denunciaba la falta de espacio en la sala de espera donde las mujeres deben esperar “apretadas” a veces durante horas antes de declarar en unas mesas de funcionarios donde no disponen de intimidad para relatar los hechos: “Puedes encontrarte a menos de un metro a una señora contando una agresión sexual, otra con graves lesiones declarando contra su marido mientras llora desconsolada y pegada a otra señora que entretiene a su bebé para que no llore mientras intenta narrar uno de los episodios más desgarradores de su vida”.

Un cartel feminista en Móstoles.

El asesino de Verónica, que llegó hasta el Supremo, fue condenado a 22 años y seis meses de cárcel, además de la privación del ejercicio de la patria potestad de su hija durante la condena. 

Violencias previas

Según el comunicado emitido por Moncloa, Verónica no había presentado denuncias previas por malos tratos contra su pareja.

Verónica Ana en Móstoles

El asesino

Lorenzo tenía 61 años en el momento del crimen machista. Nacido en Perú, tenía tarjeta de residente permanente en Rumanía, el país natal de Verónica. Según figura en la sentencia, no contaba con antecedentes penales antes de asesinar a su pareja.

La sentencia

Tras confesar el crimen, el asesino ingresó en prisión provisional. El jurado emitió su veredicto y declaró culpable a Lorenzo, aunque hubo que esperar hasta marzo de 2016 para la celebración del juicio oral y la posterior sentencia de la Audiencia Provincial de Madrid. Durante la vista, la Fiscalía calificó los hechos constitutivos de un delito de asesinato, con agravante de parentesco, por lo que el Ministerio Público solicitó una pena de 22 años y 6 meses de prisión, al igual que la acusación particular y la abogacía del Estado. La defensa, por su parte, solicitó una condena por homicidio con el atenuante de arrebato y de confesión.

El examen psiquiátrico del médico forense, sin embargo, acreditó que el asesino no tuvo “anuladas, ni alteradas la capacidad de entender y querer, y que no perdió el control sobre sus actos” aquella noche del 14 de agosto de 2014.

Por todo ello, la magistrada Teresa Arconada condenó a Lorenzo como autor de un delito de asesinato con el agravante de parentesco y el atenuante de confesión a la pena de 22 años y seis meses de prisión, así como a la privación del ejercicio de la patria potestad de su hija durante la condena, a quien tuvo que indemnizar con 200.000 euros. El hermano de la víctima también debería ser indemnizado con 75.000 euros y sus padres con 15.000 euros cada uno. A pesar de todo ello, el fallo recoge la insolvencia del condenado.

Dicha sentencia fue recurrida ante el Tribunal Superior de Justicia de Madrid, que desestimó el recurso de apelación. Finalmente, el asesino recurrió al Tribunal Supremo, que también falló en contra del recurso de casación interpuesto, lo que convirtió la sentencia de la Audiencia Provincial en firme el 31 de enero de 2017.

Verónica Ana en Móstoles

La Administración

Cuatro días después del asesinato, Moncloa emitió un comunicado en el que la entonces ministra de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, Ana Mato, condenaba el crimen y hacía “un llamamiento a toda la sociedad para denunciar los casos de violencia de género”. El comunicado incidía “en la importancia de actuar ante cualquier signo del maltrato” y alertaba de que “la propia víctima, pero también sus familiares y toda la sociedad, son claves para evitar que la violencia quede impune”.

Bárbara Tardón, asesora del Ministerio de Igualdad entre 2019 y 2023, sostiene que el comunicado enviado en ese momento es muy breve, aporta muy poca información sobre el crimen e incide en elementos “que ahora serían impensables”, como hacer “un llamamiento a toda la sociedad para denunciar los casos de violencia de género”: “Es verdad que el llamamiento no lo hace a la víctima, que sería de una irresponsabilidad porque es depositar en ella la responsabilidad de la seguridad y protección”, matiza Tardón.

La exasesora del Igualdad considera “gravísimo” hablar de que “la pareja tenía una hija menor”, ya que, asegura, dicha expresión “dulcifica el asesinato”: “El asesino ha matado a la madre de su hija. Por ello ha dejado huérfana a la niña”, subraya. No obstante, Bárbara Tardón valora la última frase del comunicado, en la que se recuerda que “más de un 70% de las mujeres que han sufrido malos tratos por parte de su pareja o expareja logra rehacer su vida”: “Es un mensaje de esperanza clave en un contexto en el que piensas que jamás vas a poder salir del laberinto y el infierno de la violencia machista”, apunta la especialista.

En Móstoles, por su parte, la corporación, a través de su alcalde, Daniel Ortiz, también condenó el caso y mostró “su solidaridad” con la familia. En un comunicado, se refirió a Verónica como “la última víctima de la violencia de género, víctima de esta lacra social que la sociedad mostoleña rechaza con rotundidad”.

El Ayuntamiento también tuvo palabras de “solidaridad” con la población rumana de la ciudad, cuya comunidad era entonces la más numerosa de las extranjeras en el municipio.

La Asamblea de Madrid guardó cinco minutos de silencio en recuerdo de Verónica. Los miembros de la Mesa de la Asamblea, diputados y trabajadores del Parlamento salieron al exterior para el acto, habitual en esos momentos cada vez que ocurría un crimen machista.

Este proyecto ha tratado de recabar información por parte del Ayuntamiento de Móstoles, que tampoco ha respondido a los mensajes enviados.

La Asociación de Mujeres Feministas de Móstoles también denuncia falta de medios en dependencias policiales: “Mujeres nos cuentan que han ido a poner una denuncia de violencia de género a la Policía Nacional y éstos las han mandado a casa refiriendo que no había quien les tomara la denuncia y que volvieran al día siguiente”, explican a la vez que inciden en la necesidad de contar con recursos para atender a las mujeres de forma instantáneas ya que, al día siguiente, quizá sea tarde “o la mujer se ha arrepentido y ha perdido el valor que tuvo el día anterior”.

El tratamiento mediático

Al igual que en la mayoría de las historias analizadas por el proyecto #PorTodas, los medios de comunicación recogieron el caso de forma aséptica. En algunos casos, como ha sido habitual durante años, se ofrecieron detalles exactos de la localización de la vivienda en la que ocurrió el crimen y se utilizó a vecinos y vecinas como fuente. Una de las piezas audiovisuales llegó a grabar el interior de una pequeña terraza de la vivienda.